Se abrió la puerta y del taxi estacionado salió este hombre con cara de bueno, que ya había abierto el baúl donde descansaban las cajas, color madera, con números escritos en negro. Estas pesadas cajas rápidamente ocuparon mis brazos y nos impidieron un saludo “como corresponde”, por lo que hubo que conformarse con unas risas y un “chau”.
Las cajas estaban llenas de libros, del tercer libro de la editorial y como tal, fueron abiertas con ansiedad. Con las ganas de ver el trabajo terminado, con las ganas de sacarnos la incógnita del “cómo quedó”… Y quedó increíble, quedó divino, quedó perfecto. Es la culminación ideal y merecida para esta maravillosa obra que es “Mi Abuela es un Jardín”, de Lucía Sáenz y Natalia Epstein.
Sentarse a pasar las hojas de un libro que se venía gestando en la pantalla es una sensación hermosa que por suerte se está dando seguido. Este libro, grande y en tapa dura, colorido y sensible, nostálgico, está lleno de belleza, de sentimiento. Este es uno de esos libros, otro de esos libros, que no pueden faltar en tu biblioteca, es uno de esos libros que vas a mirar de vez en cuando, que le vas a mostrar a tus amigos cuando vayan a visitarte, que le vas a leer a tus hijos, es uno de esos libros que acomodás de frente, para verlo, como a un cuadro.
Hoy les presentamos “Mi Abuela es un Jardín” en vivo y en directo, en papel, cartón y tinta.